El primer recuerdo que tengo de sostener una aguja en mi mano se remonta a los 8 años cuando con los retazos que quedaban de la ropa que mi mamá nos hacía a mis hermanos y a mí, me armé un pequeño bolso cocido todo a mano.

Ella fue quien me inició en este oficio sin quererlo, profesora de corte y confección no quería que siguiera sus pasos, pero sin duda el ejemplo puede más que las palabras. 

Pasaron los años, me volví más detallista y eso me llevó a  querer aprender a construir mis propios moldes y confeccionar los diseños que me gustaban y no conseguía en mi talle, aprendí a trazarlos guiada por un libro ya que las explicaciones que me brindaba mi mamá me parecían complicadas o insuficientes. 

Cuando llegó el momento de decidir que iva a ser después del secundario , movida por el amor que desarrollé hacias las ciencias y a la luz de la experiencia de otras personas , me decidí cursar la carrera de Ciencia Físicas en la UBA, aunque no concluí la carrera , mi paso por la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales , me permitió desarrollar una metodología de trabajo y estudio que aplico en mi labor como modista.

Ustedes se preguntarán cuando fue que adquirí los conocimientos propios de mi oficio? Con la llegada de mi segundo hijo tuve la necesidad de elegir una actividad que se acoplara a nuestra vida familiar, en ese momento decidí que iva a profesionalizar mi amor por la costura.

Asi fué como luego de tres años de formación me recibí de Modista Modelista de Alta Costura.Desde entonces no he cesado mi aprendizaje, pues siempre hay cosas para nuevas, los textiles evolucionan, las modas cambian y como lo dice el dicho "lo único permanente es el cambio".